domingo, 8 de marzo de 2009

Mis raíces...Ella...


DOMITILA
Hija del sol y la lluvia,
nieta del relámpago,
la hoz y el arado.

Eres la campesina
más dulce y linda,
valiente y digna.

Eres quién me dio
sangre y leche
para que viviera.

Eres quién me dio
amor y vida
para que creciera.

Eres el origen,
pasado y presente
de mi vida.

Eres DOMITILA

Fuiste el amor
de mi padre
y eres mi amor.

Niña salvage,
tierra fecunda,
agua limpia.


LA BICICLETA DE DOMITILA

Era una bicicleta negra
de mujer y de paseo
la bicicleta de Domitila.
Con ella iba los sábados
y domingos todo el día
por las masías y corrales
con dos grandes cestas
-una delante y otra detrás-
y una vieja romana
pesando el queso de oveja
que los lunes iba a vender
en el mercado de Castellón.

Domitila iba todos los días
a la finca de los abuelos;
Isabel la del Mas de Culla
y Quico él de Benafigos.
Y allí ante el Mediterráneo,
entre El Sol de Ríu, la Torreta
i l'ermita de Sant Antoni
Domitila segaba de sol a sol
la hierba que subiría a Alcalà
el carro del tío Vicente, la hierba
que le vendería su niño
subido en el carro al caer la noche.

Su niño recorría las calles sin luz
gritando con toda su fuerza,
cuerdas vocales y pulmones
de un niño de diez años
¡DO-NES, HER-BA TEN-DRA!
Domitila encendía el fuego
con leña seca de almendro;
daba la comida a las gallinas,
los conejos y la cerda de cría,
luego ponía la holla del día,
lentejas con tres butifarras,
sémola con pan o sopa de ajos.

Domitila fue la más valiente,
de cuantas mujeres vistieron
pantalones los años cincuenta.
Pedaleó montada en bicicleta
peleó por sus niños noche y día,
al enviarles limpios a la escuela
para darles cultura y conciencia.
Fue esposa, amante y compañera,
y de sus hijos fue madre y padre,
ella halló la fuerza y el coraje,
sacó su nervio de gata salvaje,
sus garras de pantera viuda.

Ya en la decada de los 60, Domitila se compro una moto peugot 125 y siguio recorriendo con la moto los caminos de Cabicorb y Alcossebre con las dos cestas y la vieja romana para luego ir a Castellón cada lunes para vender el queso de oveja.

Y así hasta que yo cumplí los 20 años, para regresar de Clermont-Ferrand (Francia) donde trabajaba en la Michelin, sacarme el carne de conducir y comprarnos una furgoneta el año 1967 para poder seguir comprando y vendiendo -además de los quesos- frutas y verduras en Alcalà de Xivert, en el mercado de Abastos de Castellón y por los mercados de los pueblos de la provincia de Castellón.

Olivier Herrera

4 comentarios:

  1. Mi ideal de mujer es esa mujer fuerte que no siente el cansancio cuando tiene que alimentar y cuidar a los suyos. Que no conoce barreras porque su corazón las salta, que nunca necesita nada. He tenido el privilegio de tener una madre recia por dentro que no entiende de remilgos ni caprichos.
    Enhorabuena Olivier por tus padres y por Esther.
    Um abrazo
    María Jesús

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  2. Me encanta la sensibilidad de tus letras...el reconocimiento al servicio de vida que haces a una mujer.
    Mujer sensible, que bendita seas por este don, que te hace grande y misericordiosa, fuerte y cariñosa con todo Ser que se acerque...
    Hombre, que por ancestro el mundo te hizo insensible, hijo de la guerra y solo para la guerra....y nosotras, nosotras sin padre, ni hermano ni marido...porque nuestra sensibilidad es las que nos hace sentir VIVA para darla.

    Perdona, al leerte no pude parar el teclado...
    "me volé" como decimos aquí...;-)

    Me has inspirado hombre de Dios!...

    Ali

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  3. cuanta ternura!...comencé leyendo tu relato mientras imaginaba una historia de amor, hasta que dijiste que era el amor de tu padre...me descoló como me descolocó y me colgó una sonrisa descubrir de qué se trataba...enhorabuena navegante!, me hiciste pasar un rato estupendo en una tarde domingo...

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  4. Gracias Esther por la invitación a este bello blog, lleno de poesía, de sensibilidad, de creatividad y sobre todo de arte, encantada de estar aquí, para poder leer estos poemas, me parece un bello blog, y es un placer estar aquí, leyendo los poemas de Olivier Herrera, y me quedo entre sus palabras.

    Un beso.

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